miércoles, 6 de diciembre de 2017

LECTURAS DEL MIÉRCOLES I DE ADVIENTO 6 DE DICIEMBRE (MORADO)


Todos comieron hasta saciarse, y llenaron siete canastos con los pedazos que habían sobrado.








ANTÍFONA DE ENTRADA

Que se reúna, Señor, tu Iglesia, para consolidar tu Reino, porque tuyo es el poder y la gloria.

ORACIÓN COLECTA

Dios y Padre nuestro, que, por el anuncio del ángel, quisiste que tu Verbo se encarnara en el seno purísimo de la Virgen Maria, concede a tu pueblo que, al venerarla bajo la advocación de Guadalupe, espere, con su misma ternura, la venida de tu Hijo. El que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo yes Dios por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

El Señor preparará un banquete y enjugará las lágrimas de todos los rostros.

Del libro del profeta Isaías: 25, 6-10


En aquel día, el Señor del universo preparará sobre este monte un festín con platillos suculentos para todos 1os pueblos; un banquete con vinos exquisitos y manjares sustanciosos. Él arrancará en este monte el velo que cubre el rostro de todos los pueblos, el paño que oscurece a todas las naciones. Destruirá la muerte para siempre; el Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros y borrará de toda la tierra la afrenta de su pueblo. Así lo ha dicho el Señor. En aquel día se dirá: "Aquí está nuestro Dios, de quien esperábamos que nos salvara. Alegrémonos y gocemos con la salvación que nos trae, porque la mano del Señor reposará en este monte".


Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.



Del salmo 22 

R/. Habitaré en la casa del Señor toda la vida.


El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace reposar y hacia fuentes tranquilas me conduce para reparar mis fuerzas. R/.

Por ser un Dios fiel a sus promesas, me guía por el sendero recto; así, aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú estás conmigo. Tu vara y tu cayado me dan seguridad. R/.

Tú mismo me preparas la mesa, a despecho de mis adversarios; me unges la cabeza con perfume y llenas mi copa hasta los bordes. R/.


Tu bondad y tu misericordia me acompañarán todos los días de mi vida; y viviré en la casa del Señor por años sin término. R/.


ACLAMACIÓN 






R/. Aleluya, aleluya.


Ya viene el Señor para salvar a su pueblo. Dichosos los que estén preparados para salir a su encuentro. R/.


Jesús sana a muchos enfermos y multiplica los panes.

Del santo Evangelio según san Mateo: 15, 29-37


En aquel tiempo, llegó Jesús a la orilla del mar de Galilea, subió al monte y se sentó. Acudió a Él mucha gente, que llevaba consigo tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y muchos otros enfermos. Los tendieron a sus pies y Él los curó. La gente se llenó de admiración, al ver que los lisiados estaban curados, que los ciegos veían, que los mudos hablaban y los tullidos caminaban; por lo que glorificaron al Dios de Israel.


Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: "Me da lástima esta gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. No quiero despedirlos en ayunas, porque pueden desmayarse en el camino" Los discípulos le preguntaron: "¿Dónde vamos a conseguir, en este lugar despoblado, panes suficientes para saciar a tal muchedumbre?" Jesús les preguntó: "¿Cuántos panes tienen?" Ellos contestaron: "Siete, y unos cuantos pescados".

Después de ordenar a la gente que se sentara en el suelo, Jesús tomó los siete panes y los pescados, y habiendo dado gracias a Dios, los partió y los fue entregando a los discípulos, y los discípulos a la gente. Todos comieron hasta saciarse, y llenaron siete canastos con los pedazos que habían sobrado.

Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Dios y Padre nuestro, santifica estas ofrendas por el Espíritu que fecundó el seno de la Virgen María para que por su medio recibamos el fruto bendito de su vientre. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO 

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. 


En María santísima, mujer del Adviento, revestida de sol y con la luna a sus pies, como se dignó mostrársenos en el Tepeyac, veneramos a la humilde doncella que, escuchando, llena de fe, el saludo del ángel, se entregó totalmente a ti y aceptó ser la Madre de tu Hijo, a fin de secundar generosamente tu designio de salvación. 

Como madre, ella nos muestra al fruto bendito de su vientre, tu Unigénito, cuyo retorno esperamos anhelantes a fin de que lleve a plenitud la obra que inició en el mundo. 

Con ella te alabamos, agradeciéndote que a quienes la invocamos con amor bajo la advocación de Guadalupe, nos alientes a caminar bajo su amparo, por la fe, al encuentro dichoso de tu Hijo. 

Por él, los ángeles te cantan con júbilo eterno, y nosotros nos unimos a sus voces, cantando tus alabanzas: Santo, Santo, Santo ...

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sof 3, 14; Ag 2, 8

Alégrate y gózate de todo corazón, Hija de Jerusalén; viene el deseado de todos los pueblos, y se llenará de gloria la casa del Señor.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Padre celestial, que nos has revelado el designio de salvación al querer que la Virgen Maria fuera Madre de tu Unigénito, concédenos, por la encarnación de tu Hijo, a quien hemos recibido en alimento, aguardar anhelantes su segunda venida. El que vive y reina por los siglos de los siglos.

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