lunes, 11 de septiembre de 2017

LECTURAS DEL LUNES XXIII DEL T. ORDINARIO 11 DE SEPTIEMBRE (VERDE)


"Les voy a hacer una pregunta: ¿Qué es lo que está permitido hacer en sábado: el bien o el mal, salvar una vida o acabar con ella?"






ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 47, 10-11

Meditamos, Señor, los dones de tu amor, en medio de tu templo. Tu alabanza llega hasta los confines de la tierra como tu fama. Tu diestra está llena de justicia.

ORACIÓN COLECTA

Señor Dios, que ordenas todas las cosas conforme a tu admirable designio, recibe con bondad las oraciones que te dirigimos por nuestra patria, (ciudad), a fin de que, por la sabiduría de sus gobernantes y la honestidad de los ciudadanos, se consoliden la concordia y la justicia y así sea posible construir, con paz, un progreso perdurable. Por nuestro Señor Jesucristo....

LITURGIA DE LA PALABRA

Yo he llegado a ser ministro de la Iglesia, para anunciar el designio secreto que Dios ha mantenido oculto desde siglos.

De la carta del apóstol san Pablo a los colosenses: 1, 24-2, 3


Hermanos: Ahora me alegro de sufrir por ustedes, porque así completo lo que falta a la pasión de Cristo en mí, por el bien de su cuerpo, que es la Iglesia.


Por disposición de Dios, yo he sido constituido ministro de esta Iglesia para predicarles por entero su mensaje, o sea el designio secreto que Dios ha mantenido oculto desde siglos y generaciones y que ahora ha revelado a su pueblo santo.

Dios ha querido dar a conocer a los suyos la gloria y riqueza que este designio encierra para los paganos, es decir, que Cristo vive en ustedes y es la esperanza de la gloria; ese mismo Cristo, que nosotros predicamos, cuando corregimos a los hombres y los instruimos con todos los recursos de la sabiduría, a fin de que todos sean cristianos perfectos. Por eso precisamente me empeño y lucho con la fuerza de Cristo, que actúa poderosamente en mí.

Quiero que sepan cuántos esfuerzos estoy haciendo por ustedes, por los de Laodicea y por todos los que no me conocen personalmente. Se lo digo a ustedes para que todos se animen, y unidos íntimamente en el amor, puedan alcanzar en toda su riqueza el conocimiento pleno y perfecto del designio secreto de Dios, que es Cristo, en el cual están ocultos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia.

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.




Del salmo 61, 6-7. 9 

R/. Dios es nuestra salvación y nuestra gloria.

Sólo Dios es mi esperanza, mi confianza es el Señor: es mi baluarte y firmeza, es mi Dios y salvador. R/.

De Dios viene mi salvación y mi gloria; Él es mi roca firme y mi refugio. Confía siempre en Él, pueblo mío, y desahoga tu corazón en su presencia, porque sólo en Dios está nuestro refugio. R/.



ACLAMACIÓN Jn 10, 27 






R/. Aleluya, aleluya.


Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor, yo las conozco y ellas me siguen. R/.


Estaban acechando a Jesús para ver si curaba en sábado.

Del santo Evangelio según san Lucas: 6, 6-11


Un sábado, Jesús entró en la sinagoga y se puso a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada. Los escribas y fariseos estaban acechando a Jesús para ver si curaba en sábado y tener así de qué acusarlo.


Pero Jesús, conociendo sus intenciones, le dijo al hombre de la mano paralizada: "Levántate y ponte ahí en medio". El hombre se levantó y se puso en medio. Entonces Jesús les dijo: "Les voy a hacer una pregunta: ¿Qué es lo que está permitido hacer en sábado: el bien o el mal, salvar una vida o acabar con ella?" Y después de recorrer con la vista a todos los presentes, le dijo al hombre: "Extiende la mano". Él la extendió y quedó curado.

Los escribas y fariseos se pusieron furiosos y discutían entre sí lo que le iban a hacer a Jesús.

Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

La oblación que te ofrecemos, Señor, nos purifique, y nos haga participar, de día en día, de la vida del reino glorioso. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 33, 9

Prueben y vean qué bueno es el Señor; dichoso quien se acoge a Él.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Señor, que nos has colmado con tantas gracias, concédenos alcanzar los dones de la salvación y que nunca dejemos de alabarte. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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