lunes, 7 de septiembre de 2015

LECTURAS DEL LUNES XXIII DEL T. ORDINARIO 7 DE SEPTIEMBRE (VERDE)


"Les voy a hacer una pregunta: ¿Qué es lo que está permitido hacer en sábado: el bien o el mal, salvar una vida o acabar con ella?"





ANTÍFONA DE ENTRADA Lc 4,18

El Espíritu del Señor está sobre mí; Él me ha enviado a anunciar la Buena Nueva a los pobres, dice el Señor.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, que santificas a tu Iglesia universal en todo pueblo y nación, derrama los dones de tu Espíritu por toda la extensión de la tierra, para que aquello que obró tu favor en los comienzos mismos de la predicación evangélica, ahora también lo difunda por medio de los corazones de los creyentes. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA

Yo he llegado a ser ministro de la Iglesia, para anunciar el designio secreto que Dios ha mantenido oculto desde siglos.

De la carta del apóstol san Pablo a los colosenses: 1, 24-2, 3


Hermanos: Ahora me alegro de sufrir por ustedes, porque así completo lo que falta a la pasión de Cristo en mí, por el bien de su cuerpo, que es la Iglesia.

Por disposición de Dios, yo he sido constituido ministro de esta Iglesia para predicarles por entero su mensaje, o sea el designio secreto que Dios ha mantenido oculto desde siglos y generaciones y que ahora ha revelado a su pueblo santo.

Dios ha querido dar a conocer a los suyos la gloria y riqueza que este designio encierra para los paganos, es decir, que Cristo vive en ustedes y es la esperanza de la gloria; ese mismo Cristo, que nosotros predicamos, cuando corregimos a los hombres y los instruimos con todos los recursos de la sabiduría, a fin de que todos sean cristianos perfectos. Por eso precisamente me empeño y lucho con la fuerza de Cristo, que actúa poderosamente en mí.

Quiero que sepan cuántos esfuerzos estoy haciendo por ustedes, por los de Laodicea y por todos los que no me conocen personalmente. Se lo digo a ustedes para que todos se animen, y unidos íntimamente en el amor, puedan alcanzar en toda su riqueza el conocimiento pleno y perfecto del designio secreto de Dios, que es Cristo, en el cual están ocultos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia.

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.



Del salmo 61, 6-7. 9 

R/. Dios es nuestra salvación y nuestra gloria.

Sólo Dios es mi esperanza, mi confianza es el Señor: es mi baluarte y firmeza, es mi Dios y salvador. R/.

De Dios viene mi salvación y mi gloria; Él es mi roca firme y mi refugio. Confía siempre en Él, pueblo mío, y desahoga tu corazón en su presencia, porque sólo en Dios está nuestro refugio. R/.



ACLAMACIÓN Jn 10, 27 




R/. Aleluya, aleluya.

Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor, yo las conozco y ellas me siguen. R/.


Estaban acechando a Jesús para ver si curaba en sábado.

Del santo Evangelio según san Lucas: 6, 6-11


Un sábado, Jesús entró en la sinagoga y se puso a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada. Los escribas y fariseos estaban acechando a Jesús para ver si curaba en sábado y tener así de qué acusarlo.

Pero Jesús, conociendo sus intenciones, le dijo al hombre de la mano paralizada: "Levántate y ponte ahí en medio". El hombre se levantó y se puso en medio. Entonces Jesús les dijo: "Les voy a hacer una pregunta: ¿Qué es lo que está permitido hacer en sábado: el bien o el mal, salvar una vida o acabar con ella?" Y después de recorrer con la vista a todos los presentes, le dijo al hombre: "Extiende la mano". Él la extendió y quedó curado.

Los escribas y fariseos se pusieron furiosos y discutían entre sí lo que le iban a hacer a Jesús.

Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Que el mismo fuego del Espíritu Santo que encendió los corazones de los discípulos de tu Hijo, santifique, Señor, este sacrificio que vamos a ofrecerte. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio del Espíritu Santo.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 103, 30

Envía, Señor, tu Espíritu y todo será creado y se re-novará la faz de la tierra.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Que nos aprovechen, Señor, los dones que hemos recibido, para que estemos siempre llenos del fervor del Espíritu Santo que derramaste de manera tan inefable en tus Apóstoles. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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