viernes, 21 de agosto de 2015

LECTURAS DEL VIERNES XX DEL T. ORDINARIO 21 DE AGOSTO SAN PÍO X PAPA (BLANCO)


"Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la ley?"




ANTÍFONA DE ENTRADA

El Señor lo eligió sumo sacerdote, le abrió sus tesoros y derramó sobre él toda clase de bendiciones.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, que, para defender la fe católica e instaurar todas las cosas en Cristo, colmaste al Papa san Pío décimo de sabiduría celestial y fortaleza apostólica, concede, benigno, que, siguiendo sus enseñanzas y ejemplos, alcancemos la recompensa eterna. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA

Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios.

Del libro de Rut: 1, 1. 3-8. 14-16. 22


En tiempo de los jueces, hubo hambre en el país de Judá y un hombre de Belén, llamado Elimélek, se fue a residir con Noemí, su esposa, y sus dos hijos a la región de Moab.

Murió Elimélek, y Noemí se quedó sola con sus dos hijos. Estos se casaron con dos mujeres moabitas: una se llamaba Orpá y la otra, Rut. Vivieron ahí unos diez años y murieron también los hijos de Noemí, Malón y Kilión, y ella se quedó sin hijos y sin esposo.

Entonces decidió abandonar los campos de Moab y regresar al país de Judá con sus dos nueras, porque oyó decir que el Señor había favorecido al pueblo y le daba buenas cosechas. Se pusieron, pues, en camino, para volver a la tierra de Judá. Entonces Noemí dijo a sus dos nueras: "Vuélvase cada una a casa de su madre. Que el Señor tenga piedad de ustedes, como ustedes la han tenido con mis hijos y conmigo".

Ellas rompieron a llorar y Orpá beso a su suegra, Noemí, y se volvió a su pueblo; pero Rut se quedó con su suegra. Entonces Noemí le dijo a Rut: "Tu concuña se ha vuelto a su pueblo y a sus dioses; vuélvete tú también con ella". Pero Rut respondió: "No insistas en que te abandone y me vaya, porque a donde tú vayas, iré yo; donde tú vivas, viviré yo; tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios".

Así fue como Noemí, con su nuera Rut, la moabita, regresó de los campos de Moab y llegó con ella a Belén, al comienzo de la cosecha de la cebada. 

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.


Del salmo 145 

R/. Alabaré al Señor toda mi vida.


Dichoso aquel que es auxiliado por el Dios de Jacob y pone su esperanza en el Señor, su Dios, que hizo el cielo y la tierra, el mar y cuanto el mar encierra. R/.

El Señor siempre es fiel a su palabra, y es quien hace justicia al oprimido; Él proporciona pan a los hambrientos y libera al cautivo. R/.

Abre el Señor los ojos de los ciegos y alivia al agobiado. Ama el Señor al hombre justo y toma al forastero a su cuidado. R/.

A la viuda y al huérfano sustenta y trastorna los planes del inicuo. Reina el Señor eternamente, reina tu Dios, oh Sión, reina por siglos. R/.



ACLAMACIÓN Sal 24, 4. 5 








R/. Aleluya, aleluya.

Descúbrenos, Señor, tus caminos y guíanos con la verdad de tu doctrina. R/.


Amarás al Señor, tu Dios, y a tu prójimo como a ti mismo.

Del santo Evangelio según san Mateo: 22, 34-40


En aquel tiempo, habiéndose enterado los fariseos de que Jesús había dejado callados a los saduceos, se acercaron a Él. Uno de ellos, que era doctor de la ley, le preguntó para ponerlo a prueba: "Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la ley?"

Jesús le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Éste es el más grande y el primero de los mandamientos. Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. En estos dos mandamientos se fundan toda la ley y los profetas".

Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Acepta, Señor, por tu bondad, los dones que te presentamos, para que, dóciles a las enseñanzas de san Pío, Papa, celebremos con dignidad estos santos misterios y los recibamos con espíritu de fe. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Jn 10, 11

El buen Pastor da la vida por sus ovejas.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Al celebrar la memoria del Papa san Pío, te rogamos, Señor Dios nuestro, que, por la eficacia de este banquete celestial, lleguemos a ser constantes en la fe y vivamos concordes en tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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