miércoles, 10 de septiembre de 2014

LECTURAS DEL MIÉRCOLES XXIII DEL T. ORDINARIO 10 DE SEPTIEMBRE (VERDE)


Dichosos serán ustedes cuando los hombres los aborrezcan.





ANTÍFONA DE ENTRADA (Sal 105, 47)

Sálvanos, Señor y Dios nuestro; reúnenos de entre las naciones, para que podamos agradecer tu poder santo y nuestra gloria sea alabarte.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, a quien está sometido todo poder humano, concede a nuestro presidente Enrique Peña un próspero ejercicio de su mandato, de modo que, en el respeto de tu ley y en el empeño de actuar conforme a tu agrado, mantenga y procure siempre un orden tranquilo y libre, en favor del pueblo que tiene encomendado. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

¿Estás casado? No te separes de tu esposa. ¿Eres soltero? No te cases.

De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 7, 25-31


Queridos hermanos: En cuanto a los jóvenes no casados, no he recibido ningún mandamiento del Señor; pero les voy a dar un consejo, pues por la misericordia del Señor, soy digno de confianza.

Yo opino que, en vista de las dificultades de esta vida, lo que conviene es que cada uno se quede como está. ¿Estás casado? No te separes de tu esposa. ¿Eres soltero? No te cases; pero si te casas, no haces mal, y si una joven se casa, tampoco hace mal. Sin embargo, los que se casan sufren en esta vida muchas tribulaciones, que yo quisiera evitarles.

Hermanos, les quiero decir una cosa: el tiempo apremia. Por lo tanto, conviene que los casados vivan como si no lo estuvieran; los que sufren, como si no sufrieran; los que están alegres, como si no se alegraran; los que compran, como si no compraran; los que disfrutan del mundo, como si no disfrutaran de él; porque este mundo que vemos es pasajero.

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.



Del salmo 44 

R/. El rey está prendado de tu belleza.

Escucha, hija, mira y pon atención: olvida tu pueblo y la casa paterna. El rey está prendado de tu belleza; ríndele homenaje, porque él es tu señor. R/.

Con todos los honores entra la princesa, vestida de oro y de brocados, y es conducida hasta el rey; un cortejo de doncellas la acompaña. R/.

Entre alegría y regocijo van entrando en el palacio real. A cambio de tus padres, tendrás hijos, que nombrarás príncipes por toda la tierra. R/.



ACLAMACIÓN (Lc 6, 23) 




R/. Aleluya, aleluya.

Alégrense ese día y salten de gozo, porque su recompensa será grande en el cielo, dice el Señor. R/.


Dichosos los pobres. - ¡Ay de ustedes, los ricos!

Del santo Evangelio según san Lucas: 6, 20-26


En aquel tiempo, mirando Jesús a sus discípulos, les dijo: "Dichosos ustedes los pobres, porque de ustedes es el Reino de Dios. Dichosos ustedes los que ahora tienen hambre, porque serán saciados. Dichosos ustedes los que lloran ahora, porque al fin reirán.

Dichosos serán ustedes cuando los hombres los aborrezcan y los expulsen de entre ellos, y cuando los insulten y maldigan por causa del Hijo del hombre. Alégrense ese día y salten de gozo, porque su recompensa será grande en el cielo. Pues así trataron sus padres a los profetas.

Pero, ¡ay de ustedes, los ricos, porque ya tienen ahora su consuelo! ¡Ay de ustedes, los que se hartan ahora, porque después tendrán hambre! ¡Ay de ustedes, los que ríen ahora, porque llorarán de pena! ¡Ay de ustedes, cuando todo el mundo los alabe, porque de ese modo trataron sus padres a los falsos profetas!"

Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Recibe, Señor, complacido, estos dones que ponemos sobre tu altar en señal de nuestra sumisión a ti y conviértelos en el sacramento de nuestra redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Mt 5, 3-4)

Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos. Dichosos los humildes, porque heredarán la tierra.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Te rogamos, Señor, que, alimentados con el don de nuestra redención, este auxilio de salvación eterna afiance siempre nuestra fe en la verdad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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