viernes, 20 de septiembre de 2013

LECTURAS DEL VIERNES XXIV DEL T. ORDINARIO 20 DE SEPTIEMBRE MÁRTIRES COREANOS


Jesús comenzó a recorrer ciudades y poblados predicando la buena nueva del Reino de Dios.





ANTÍFONA DE ENTRADA

Los santos mártires derramaron su sangre por Cristo aquí en la tierra; por eso han obtenido el premio eterno en el cielo.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, creador y salvador de todas las naciones, que en la región de Corea maravillosamente llamaste a la fe a un pueblo escogido por ti y lo hiciste crecer por medio del glorioso martirio de los santos Andrés, Pablo y sus compañeros, concédenos, por su intercesión, que también nosotros, a ejemplo suyo, perseveremos fieles a tus mandamientos hasta el día de nuestra muerte. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA

Tú, en cambio, como siervo de Dios, lleva una vida de rectitud.

De la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo: 6, 2-12


Querido hermano: Lo que te he dicho anteriormente, es lo que debes enseñar e inculcar. Porque, quien enseña doctrinas diferentes y no se atiene a las palabras de salvación de Jesucristo, nuestro Señor, y a lo que enseña la religión verdadera, es un orgulloso e ignorante, obsesionado por las discusiones y los juegos de palabras. Y lo único que nace de todo ello, son envidias, pleitos e insultos, sospechas perjudiciales y continuos altercados, propios de hombres de mente depravada, privados de la verdad y que consideran que la religión es un negocio.

Ciertamente la religión es el gran negocio, pero sólo para aquel que se conforma con lo que tiene, pues nada hemos traído a este mundo y nada podremos llevarnos de él. Por eso, teniendo con qué alimentarnos y con qué vestirnos nos damos por satisfechos.

Los que a toda costa quieren hacerse ricos, sucumben a la tentación, caen en las redes del demonio y en muchos afanes inútiles y funestos, que hunden a los hombres en la ruina y en la perdición. Porque la raíz de todos los males es el afán de dinero, y algunos, por dejarse llevar de él, se han desviado de la fe y se han visto agobiados por muchas tribulaciones.

Tú, en cambio, como hombre de Dios, evita todo eso y lleva una vida de rectitud, piedad, fe, amor, paciencia y mansedumbre. Lucha en el noble combate de la fe, conquista la vida eterna, a la que has sido llamado y de la que hiciste tan admirable profesión ante numerosos testigos. 

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.



Del salmo 48 

R/. Dichosos los pobres de espíritu.

¿Por qué temer en días de desgracia, cuando nos cerca la malicia de aquellos que presumen de sus bienes y en sus riquezas confían? R/.

Nadie puede comprar su propia vida, ni por ella pagarle a Dios rescate. No hay dinero capaz de hacer que alguno de la muerte se escape.

No te inquietes, cuando alguien se enriquece y aumentan las riquezas su poder. Nada podrá llevarse, cuando muera, ni podrá su poder bajar con él. R/.

Aunque feliz se sienta mientras viva y por pasarla bien todos lo alaben, ahí donde jamás verá la luz descenderá a reunirse con sus padres. R/.



ACLAMACIÓN (Cfr. Mt 11, 25) 



R/. Aleluya, aleluya.

Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla. R/.


Los acompañaban algunas mujeres, que los ayudaban con sus propios bienes.

Del santo Evangelio según san Lucas: 8, 1-3


En aquel tiempo, Jesús comenzó a recorrer ciudades y poblados predicando la buena nueva del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que habían sido libradas de espíritus malignos y curadas de varias enfermedades. Entre ellas iban María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, el administrador de Herodes; Susana y otras muchas, que los ayudaban con sus propios bienes.

Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Dios todopoderoso, recibe los dones que tu pueblo te presenta y, por la intercesión de tus santos mártires, concédenos que también nosotros seamos un sacrificio agradable a ti, que contribuya a la salvación de todo el mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Mt 10, 32)

A quien me reconozca delante de los hombres, yo también lo reconoceré ante mi Padre, que está en los cielos.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Alimentados con el pan de los fuertes en esta celebración de los santos mártires coreanos, te suplicamos, Señor, que mediante nuestra íntima y fiel unión a Cristo en la Iglesia, podamos contribuir con nuestros trabajos, a la salvación de todos los hombres. Por Jesucristo, nuestro Señor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario