lunes, 19 de agosto de 2013

LECTURAS DEL LUNES XX DEL T. ORDINARIO 19 DE AGOSTO


Dales el dinero a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; luego ven y sígueme.





ANTÍFONA DE ENTRADA (Sal 95, 3-4)

Cuenten a los pueblos su gloria, sus maravillas a todas las naciones, porque grande es el Señor y digno de toda alabanza.

ORACIÓN COLECTA

Señor y Dios nuestro, que has querido que tu Iglesia sea sacramento de salvación para todos los hombres, a fin de que la obra redentora de tu Hijo perdure hasta el fin de los tiempos, haz que tus fieles caigan en la cuenta de que están llamados a trabajar por la salvación de los demás, para que todos los pueblos de la tierra formen una sola familia y surja una humanidad nueva en Cristo nuestro Señor, que vive y reina contigo...

LITURGIA DE LA PALABRA

El Señor instituyó jueces, pero los israelitas ni a ellos los quisieron escuchar.

Del libro de los Jueces: 2, 11-19


En aquellos días, los israelitas hicieron lo que desagrada al Señor, dando culto a los ídolos. Abandonaron al Señor, Dios de sus padres, que los había sacado de Egipto, y siguieron a otros dioses de los pueblos de alrededor, los adoraron y provocaron la ira del Señor; abandonaron al Señor y dieron culto a Baal y Astarté. Entonces el Señor se encolerizó contra Israel. Los puso en manos de salteadores, que los despojaron, y los entregó a unos enemigos, que los rodeaban y a quienes no pudieron ya hacerles frente. En todas sus campañas la mano del Señor intervenía contra ellos para castigarlos, como el Señor se lo había dicho y jurado, y los puso en una situación desesperada.

Entonces el Señor instituyó jueces, que salvaron a los israelitas de quienes los saqueaban, pero ellos tampoco escucharon a los jueces: se prostituyeron, dando culto y adorando a otros dioses; se desviaron muy pronto de la conducta de sus padres, que habían cumplido los mandamientos del Señor, y no los imitaron. Cuando el Señor les instituyó jueces, Él estaba con el juez y los salvaba de sus enemigos, pues se conmovía ante los gemidos que proferían bajo el yugo de sus opresores. Pero, cuando moría el juez, volvían a caer y se portaban todavía peor que sus padres: seguían a otros dioses, les daban culto, los adoraban y volvían a sus prácticas y a su conducta obstinada.

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.



Del salmo 105 

R/. Perdona, Señor, las culpas de tu pueblo.

No exterminaron nuestros padres a los pueblos que el Señor les había mandado. Se unieron con paganos y aprendieron sus prácticas. R/.

Dieron culto a los ídolos y éstos fueron para ellos como una trampa. Entonces entregaron a sus hijos e hijas en sacrificio a los demonios. R/.

Se contaminaron con sus obras y se prostituyeron con sus acciones. Por eso el Señor renegó de su pueblo y estalló su enojo. R/.

¡Cuántas veces los libró, pero ellos se obstinaron en su actitud! Entonces el Señor miró su angustia y escuchó sus gritos. R/.



ACLAMACIÓN (Mt 5, 3) 




R/. Aleluya, aleluya.

Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos. R/.


Si quieres ser perfecto, vende lo que tienes y tendrás un tesoro en el cielo.

Del santo Evangelio según san Mateo: 19, 16-22


En aquel tiempo, se acercó a Jesús un joven y le preguntó: "Maestro, ¿qué cosas buenas tengo que hacer para conseguir la vida eterna?" Le respondió Jesús: "¿Por qué me preguntas a mí acerca de lo bueno? Uno solo es el bueno: Dios. Pero, si quieres entrar en la vida, cumple los mandamientos". Él replicó: "¿Cuáles?"

Jesús le dijo: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, ama a tu prójimo como a ti mismo.

Le dijo entonces el joven: "Todo eso lo he cumplido desde mi niñez, ¿qué más me falta?" Jesús le dijo: "Si quieres ser perfecto, ve a vender todo lo que tienes, dales el dinero a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; luego ven y sígueme". Al oír estas palabras, el joven se fue entristecido, porque era muy rico. 

Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Señor, como aceptaste la gloriosa pasión de tu Hijo, dígnate aceptar también por la salvación del mundo los dones y plegarias de tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Sal 116, 1-2)

Alaben al Señor todas las naciones, aclámenlo todos los pueblos, porque grande es su amor hacia nosotros y su fidelidad dura por siempre.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Te pedimos, Señor, que la participación en tu mesa nos santifique y que la redención que tu Hijo consumó en la cruz, sea recibida con gozo en todo el mundo por medio del sacramento de tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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