miércoles, 1 de agosto de 2012

LECTURAS DEL MIÉRCOLES XVII DEL T. ORDINARIO 1 DE AGOSTO SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO



El Reino de los cielos 






ANTÍFONA DE ENTRADA (Sal 36, 30-31)

La boca del justo dice palabras sensatas y su lengua expresa lo recto, porque lleva grabada en el corazón la ley de su Dios.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, que haces surgir constantemente en tu Iglesia ejemplos admirables de santidad, concédenos imitar la amorosa preocupación de san Alfonso por la salvación de todos los hombres y alcanzar, con su ayuda, la felicidad eterna. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA

¿Por qué mi dolor no acaba nunca? - Si te vuelves a mí, seguirás a mi servicio.

Del libro del profeta Jeremías: 15, 10. 16-21


¡Ay de mí, madre mía! ¿Por qué me engendraste para que fuera objeto de pleitos y discordias en todo el país? A nadie debo dinero, ni me lo deben a mí, y sin embargo, todos me maldicen.


Siempre que oí tus palabras, Señor, las acepté con gusto; tus palabras eran mi gozo y la alegría de mi corazón, porque yo defendía tu causa, Señor, Dios de los ejércitos.

No me senté a reír con los que se divertían; forzado por tu mano, me sentaba aparte, porque me habías contagiado con tu propia ira. ¿Por qué mi dolor no acaba nunca y mi herida se ha vuelto incurable? ¿Acaso te has convertido para mí, Señor, en espejismo de aguas que no existen?

Entonces el Señor me respondió: "Si te vuelves a mí, yo haré que cambies de actitud, y seguirás a mi servicio; si separas el metal precioso de la escoria, seguirás siendo mi profeta. Ellos cambiarán de actitud para contigo y no tú para con ellos. Yo te convertiré frente a este pueblo en una poderosa muralla de bronce: lucharán contra ti, pero no podrán contigo, porque yo estaré a tu lado para librarte y defenderte, dice el Señor. Te libraré de las manos de los perversos, te rescataré de las manos de los poderosos". 

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.



Del salmo 58 

R/. Me alegraré, Señor, por tu bondad.


Dios mío, líbrame de mis enemigos, protégeme de mis agresores; líbrame de los que hacen injusticias, sálvame de los hombres sanguinarios. R/.

Mira cómo se conjuran contra mí los poderosos y esperan el momento de matarme. Sin embargo, Señor, en mí no hay crimen ni pecado; sin culpa mía, avanzan contra mí para atacarme. R/.

En ti, Señor, tendré fijos los ojos, porque tú eres mi fuerza y mi refugio. El Dios de mi amor vendrá en mi ayuda y me hará ver la derrota de mis enemigos. R/.

Yo celebraré tu poder y desde la mañana me alegraré por tu bondad, porque has sido mi defensa y mi refugio en el día de la tribulación. R/.



ACLAMACIÓN (Jn 15, 15) 




R/. Aleluya, aleluya.


A ustedes los llamo amigos, dice el Señor, porque les he dado a conocer todo lo que le he oído a mi Padre. R/.


El que encuentra un tesoro en un campo, vende cuanto tiene y compra aquel campo.

Del santo Evangelio según san Mateo: 13, 44-46


En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: "El Reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en un campo. El que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va y vende cuanto tiene y compra aquel campo.


El Reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una perla muy valiosa, va y vende cuanto tiene y la compra".

Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Inflama y santifica, Señor, nuestros corazones con el fuego de tu Espíritu, para que podamos celebrar esta Eucaristía con el mismo amor y entrega con que la celebraba san Alfonso. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Lc 12, 42)

Éste es el siervo fiel y sensato a quien su señor ha puesto al frente de su familia, para darles la ración de trigo a su tiempo.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Dios nuestro, que en san Alfonso Maria de Ligorio concediste a tu Iglesia un fervoroso apóstol de la Eucaristía, concédenos participar asiduamente de este sacramento y darte gracias por él eternamente. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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