jueves, 4 de agosto de 2011

LECTURAS DEL JUEVES XVIII DEL T. ORDINARIO 4 DE AGOSTO SAN JUAN MARÍA VIANNEY

LA ROCA QUE SUSTENTA LA FE



SAN JUAN MARÍA VIANNEY


Nm 20, 1-13; Mt 16, 13-23


La imagen de la roca tiene una honda tradición simbólica en la literatura bíblica. La roca que Moisés golpea dos veces daría lugar a una lección esencial para todo israelita: la confianza en Dios o es plena o no existe. No es necesario golpear la roca en demasía. Quien confía en Dios se apoya confiadamente en Él. De esa imagen se valdrá también el profeta Isaías para invitar a su pueblo a apoyarse firmemente en Dios. En el Evangelio, el Señor Jesús elige a Simón, a quien le impondrá el nombre de Pedro (roca) para que asuma la misión de ser punto de apoyo y cimiento para sus hermanos.


ANTÍFONA DE ENTRADA (Lc 4, 18)


El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar la Buena Nueva a los pobres y anunciar su liberación a los cautivos.


ORACIÓN COLECTA


Dios omnipotente y misericordioso, que hiciste admirable a san Juan María Vianney por su amor a las almas, concédenos que, por amor a Cristo, trabajemos por la salvación de nuestros hermanos y podamos llegar con ellos a la gloria eterna. Por nuestro Señor Jesucristo...


LITURGIA DE LA PALABRA


Brotó de la roca un agua abundantísima.


Del libro de los Números: 20, 1-13



El mes primero, la comunidad entera de los hijos de Israel llegó al desierto de Sin, y el pueblo se instaló en Cades. Allí murió María y allí la enterraron.


Entonces le faltó agua al pueblo, y amotinándose contra Moisés y Aarón, les dijeron: "¡Ojalá hubiéramos muerto en la paz del Señor, como nuestros hermanos! ¿Por qué han traído a la comunidad del Señor a este desierto, para que muramos en él nosotros y nuestro ganado? ¿Por qué nos han sacado de Egipto, para traernos a este horrible sitio, que no se puede cultivar, que no tiene higueras ni viñas ni granados, ni siquiera agua para beber?".


Moisés y Aarón se apartaron de la comunidad, se dirigieron a la tienda de la reunión y ahí se postraron rostro en tierra. La gloria del Señor se les apareció y el Señor le dijo a Moisés: "Toma la vara; reúne, con tu hermano Aarón, a la asamblea, y en presencia de ellos ordena a la roca que dé agua, y sacarás agua de la roca, para darles de beber a ellos y a sus ganados".

Moisés tomó la vara, que estaba colocada en la presencia del Señor, como él se lo había ordenado, y con la ayuda de Aarón, convocó a la comunidad delante de la roca y les dijo:
"Escúchenme, rebeldes. ¿Creen que podemos hacer brotar agua de esta roca para ustedes?". Moisés alzó el brazo y golpeó dos veces la roca con la vara y brotó agua tan abundante, que bebió toda la multitud y su ganado.

El Señor les dijo luego a Moisés y Aarón: "Por no haber confiado en mí, por no haber reconocido mi santidad en presencia de los hijos de Israel, no harán entrar a esta comunidad en la tierra que les he prometido".

Ésta es la fuente de Meribá (es decir, de la Discusión), donde los hijos de Israel protestaron contra el Señor y donde Él les dio una prueba de su santidad.

 Palabra de Dios.

 Te alabamos, Señor.




Del salmo 94 

R/. Señor, que no seamos sordos a tu voz.


Vengan, lancemos vivas al Señor, aclamemos al Dios que nos salva. Acerquémonos a Él, llenos de júbilo, y démosle gracias. R/.

Vengan, y puestos de rodillas, adoremos y bendigamos al Señor, que nos hizo, pues Él es nuestro Dios y nosotros, su pueblo; Él nuestro pastor y nosotros, sus ovejas. R/.

Hagámosle caso al Señor, que nos dice: "No endurezcan su corazón, como el día de la rebelión en el desierto, cuando sus padres dudaron de mí, aunque habían visto mis obras". R/.




ACLAMACIÓN (Mt 16, 18) 

R/. Aleluya, aleluya.



Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella, dice el Señor. R/.





Tú eres Pedro y yo te daré las llaves del Reino de los cielos.

Del santo Evangelio según san Mateo: 16, 13-23



En aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: "¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?". Ellos le respondieron: "Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o alguno de los profetas".


Luego les preguntó: "Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?". Simón Pedro tomó la palabra y le dijo: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo".

Jesús le dijo entonces: "¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre, que está en los cielos! Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo". Y les ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que Él era el Mesías.

A partir de entonces, comenzó Jesús a anunciar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén para padecer allí mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que tenía que ser condenado a muerte y resucitar al tercer día.

Pedro se lo llevó aparte y trató de disuadirlo, diciéndole:
"No lo permita Dios, Señor. Eso no te puede suceder a ti". Pero Jesús se volvió a Pedro y le dijo: "¡Apártate de mí, Satanás, y no intentes hacerme tropezar en mi camino, porque tu modo de pensar no es el de Dios, sino el de los hombres!".

 Palabra del Señor.

 Gloria a ti, Señor Jesús.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS


Que estos dones, Señor, que te presentamos en honor de tus santos y que van a dar testimonio de tu poder y de tu gloria, nos alcancen de ti la salvación eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.


ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Mt 28, 20)


Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo, dice el Señor.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN


Fortalecidos con el pan de la vida, te pedimos, Señor, que a ejemplo de san Juan María Vianney, podamos servirte con entrega absoluta y amar a nuestros hermanos con amor incansable. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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